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La Gran Mentira de la Expiación

Aisha Brown


La salvación puede ser definida como la liberación del pecado y el castigo de tales pecados; pero el camino a la salvación, sin embargo, cambia con la religión que se escoja o se conozca por tradición. En la Cristiandad, la salvación y liberación del pecado se encuentra en la parroquia y su doctrina. La Cristiandad considera que la naturaleza del hombre es ser libre y pecador, esta doctrina Cristiana entonces como dice que el hombre es casi incorregible y que por lo tanto Jesús cogió los pecados del hombre y “rindió completa satisfacción” a Dios por estos pecados, por medio de su muerte y resurrección. Para resumir Jesús tomo nuestro lugar, y su muerte nos absolvió nuestros pecados.

Esto es contrario a lo que se encuentra en el Torah donde Dios dice:

 

“...todo hombre será matado por sus propios pecados” (Deut. 24:16)

 

El asunto de Jesús, como salvador de la humanidad, es refutado en el Corán, en el cual Dios dice que El

 

“...les ha dado la etiqueta de incredulidad... por su decir ‘¡matamos al Mensajero de Dios, Jesús Cristo, hijo de María!’ Ni lo mataron ni lo crucificaron, aun si así les pareció...”

(4:155, 157)



La Salvación Según Jesús: En ningún lado de los cuatro evangelios dijo Jesús explícitamente que fuera el a morir por los pecados de la humanidad y de esta manera salvarnos a nosotros de la eterna condena. Cuando se le acercó un hombre y le preguntó que podía hacer para ganarse la vida eterna, Jesús le respondió que guardar y practicar los mandamientos de Dios
(Mateo 19: 16,17); ósea en otras palabras, que obedeciera la Ley de Dios. A una pregunta similar hecha por un abogado, como quedó registrado en el evangelio de Lucas, Jesús le dijo que amara a Dios y a su prójimo (Lucas 10: 25-28).

El papel que tomó Jesús se ve mas claro en el Corán donde Dios dice:

 

“Cristo el hijo de María, era nada mas un Mensajero; muchos fueron los Mensajeros que pasaron a la otra vida antes de él... fíjense como Dios aclara Sus Señales a El, pero aun así fíjense como son engañados lejos de la verdad” (5:75).



La misión de Jesús no fue, entonces, armar un nuevo método para lograr la salvación, mucho menos fundar un nuevo sistema de creencia; tal como indica la Biblia, Jesús busco solamente sacar a los Judíos de su énfasis en el rito a la de la rectitud.
(Mateo 6:1-8).



Pablo de Tarso

 

 Para el origen de la doctrina de liberación del pecado, uno no necesita buscarlo en las palabras de Jesús porque no está en sus palabras, si no que uno tiene que leer lo que escribió Pablo, el verdadero fundador de la Cristiandad; fundador, porque las palabras de Pablo y sus enseñanzas se encuentran en las practicas y términos del moderno Cristianismo.

Así como muchos Judíos, Pablo no encontró ninguna cosa práctica en las enseñanzas de Jesús, y él mismo persiguió los seguidores de Jesús por sus creencias que no entraban en la fé ortodoxa. Este celoso perseguidor se volvió un ardiente predicador, esto por una conversión deferente y espontánea cerca del año 35 D.C. que lo llevó a plantar la aclamación de que Jesús se le había aparecido resucitado en una visión, en la cual escoge a Pablo para llevar sus enseñanzas a los Gentiles
(Gal. 1:11; 12:15,16).

La autenticidad de Pablo en cualquier capacidad es cuestionable considerando que:

  • (3) relatos de varios desacuerdos entre otros discípulos y Pablo criticado las enseñanzas de este están escritos en Actos.



Su experiencia y observación le enseñaron a Pablo que el predicarle a los Judíos no daba resultado; por esto, el, entonces escogió a los que no eran de esta fe Judía. Haciendo esto, sin embargo, Pablo rompía con un firme mandamiento de Jesús la cual prohibía el predicarle a una persona que no fuera Judía (
Mat. 10:5,6). En breve, Pablo hizo a un lado las verdaderas y actuales enseñanzas de Jesús por su ambición de su propio éxito.



La Influencia Pagana

 Entre los paganos del tiempo de Pablo, existían numerosos dioses de diferentes variedades. Aunque los dioses tenían diferentes nombres y los adoptaban gentes de diferentes partes del mundo — Adonis de Siria, Dionysus de Trace, Attis de Phrygia, por ejemplo — el concepto básico del culto a estos dioses era igual: estos hijos de dioses murieron muertes violentas y luego revivieron para servir a su gente.

Así como los paganos tenían dioses de salvación tangibles en sus viejas religiones, no querían nada mas que esto del nuevo; no eran capaces de aceptar ningún tipo de Deidad invisible, Pablo se vió muy situado, predicando entonces sobre un salvador llamado Jesús Cristo, hijo de Dios, quien murió y luego se levanto de la muerte para salvar a la humanidad del pecado (
Rom. 5:8-11, 6:8,9).

La misma Biblia muestra el error del pensar de Pablo. Mientras que cada uno de los cuatro evangelios habla de que crucificaron a Jesús, esto era nada mas que lo que hablaban algunas gentes; ninguno de los discípulos de Jesús menciona que estuvo presente cuando lo crucificaron, suponiendo que hubiera tal cosa, ya que los discípulos habían abandonado a Jesús en el jardín. (
Marcos 14:50).

En el Torah, Dios dice que aquel que es
“colgado sobre un árbol” —crucificado— es “condenado” (Deut 21:23). Pablo le da la vuelta a esto diciendo que Jesús se volvió condenado para así tomar los pecados del hombre (Gal 3:13); pero por hacer esto, sin embargo, Pablo puso a un lado la misma ley de Dios.

La resurrección, con lo cual dice Pablo que Jesús “conquistó” la muerte y el pecado del hombre (
Rom. 6:9,10), juega un papel tan importante que él que no cree en esto no es un buen Cristiano (1 Cor. 15:14).

Aquí, también, la Biblia no tiene mucho con que apoyar a las nociones de Pablo; en primera no solo no hubo ningún testigo de la resurrección como tal, si no también que todas las referencias de tal están en contradicción en lo que se refiere de quien fue a la tumba, lo que paso allí, y hasta donde a quien se le apareció Jesús (
Mat. 28; Marcos 16; Lucas 24; Juan 20).

 

 

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